Por Rodrigo Rincón
En el año de 1988 México fue testigo de las primeras candidaturas a Homosexuales a puestos de elección popular que abanderaban abierta y públicamente los temas de la Diversidad Sexual. Fue el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) quién se comprometió con los liderazgos sociales que venían trabajando desde finales de los años 70s los temas relacionados con derechos de gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, transgéneros y travestis (LGBTT).
Fue en ambos ámbitos territoriales -federal y local- donde el PRT presentó dichas candidaturas; como ejemplo menciono a Guadalupe López (del grupo de lesbianas “Patlatonalli”) y Pedro Preciado (del entonces Grupo Orgullo Homosexual de Liberación “GOHL”) ambos del Estado de Jalisco y Patria Jiménez y Max Mejía del Distrito Federal.
De las personas enlistadas únicamente Patria Jiménez consiguió ocupar una curul federal, años después.
Es importante recalcar que no obstante de haberse presentado candidaturas de la Diversidad; es indispensable señalar que hasta 1997 no existió por parte de los Partidos Políticos ningún compromiso plasmado en sus documentos básicos hacia la Comunidad Homosexual. Finalmente éstas figuraban como simple cumplimiento de cuotas, pasarelas y buenas intenciones.
Para el proceso electoral del año 2000, había surgido el Partido Político Democracia Social; un partido de izquierda que mostraba congruencia entre su declaración de principios, programas y acciones al considerar como parte de su surgimiento el apoyo irrestricto y sin tapujos hacia la Diversidad Sexual; desafortunadamente las candidaturas impulsadas no fueron muy prósperas ya que el tiempo invertido tanto en la organización como en los trabajos políticos y territoriales en los que se encontraba inmerso, no fue suficiente; llevándolo a su inexistencia como Partido al no refrendar su registro.
En esta ocasión la única candidatura lograda estuvo a cargo de Enoé Uranga quién llegó a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, quien por cierto al poco tiempo de recibir su curul se paso a las filas del PRD.
El 2003 no fue la excepción en el surgimiento de Instituciones Políticas, entre ellas figuraba el entonces Partido México Posible (MP) quien se distinguió por tener entre sus dirigencias nacionales y locales a gays y lesbianas cuya orientación sexual era públicamente conocida. Respecto a candidaturas homosexuales tanto el PRD, PT y MP registraron aspirantes diversos, sin conseguir ningún escaño.
A finales de 2005 y principios del 2006 las noticias acerca del nacimiento de una nueva forma de hacer política estaban a la orden del día; y me refiero al Partido Alternativa Socialdemócrata quien por su forma de aparecer –campesinos, homosexuales y demócratas- originaba mucha expectativa.
Después de varios enfrentamientos políticos llega al proceso electoral una Alternativa cuya candidata a la Presidencia de la República, Patricia Mercado impulsaba sin restricción y con total apoyo de su partido derechos para la Diversidad Sexual; trabajando en conjunto distintas candidaturas homosexuales a lo largo y ancho del País.
Continuando con el trabajo político hacia la Comunidad LGBTT, a inquietud de un grupo de jóvenes homosexuales y lesbianas militantes de Alternativa Socialdemócrata principalmente; surge el Colegio Nacional de la Diversidad Sexual (CODISE) integrado de hombres y mujeres que asumen abierta y públicamente su homosexualidad; un grupo de militantes y simpatizantes del Partido Alternativa Socialdemócrata provenientes de distintas Entidades del País; jóvenes con ideas frescas, con trabajo e incidencia política y social que vienen a representar los relevos generacionales en la Diversidad Sexual.
CODISE pretende representar el abanico de diversidades caracterizado por integrantes de distintas edades, orientaciones sexuales, credos religiosos, ocupaciones, razas étnicas y clases económicas. Proyecta ser un mosaico incluyente, plural y multicultural unido por una ideología de izquierda contemporánea, encabezado primordialmente por el objetivo de consolidar una corriente democrática capaz de fortalecer el trabajo político electoral impulsado por la energía, vigor, frescura, capacidad, compromiso y voluntad que distingue a la juventud.